OCUPACIÓN ANARQUICA DEL ESPACIO EN EL PIEDEMONTE DE LA
CIUDAD
DE SAN LUIS
DE SAN LUIS
Espinosa, Diego O.
Oliveira, Mónica A.
Ponencia presentada en el Simposio
Planeamiento Urbano, desarrollado en el VII Encuentro Internacional Humboldt.
Villa de Merlo (Argentina), Jueves 22 de Setiembre de 2005
1. Introducción
La Argentina pedemontana ocupa un lugar relevante del territorio
nacional. Todas las provincias de la frontera oeste del país, más un
número importante de las centrales forman parte del paisaje de
piedemonte. En éste, la actividad humana y la presión creciente
de los asentamientos humanos lo convierten en un área cada vez más vulnerable
al impacto ambiental y a los riesgos tanto de orden natural como antrópico.
Por lo tanto centrar la atención en estas áreas sometidas a tensiones de
origen múltiple es una responsabilidad conjunta tanto de los organismos de
gestión como de las comunidades que habitan en ellas.
Las condiciones ambientales generales a las que
están sometidas las zonas áridas y semiáridas del centro-oeste del
país, hacen que una gran precipitación en cordillera o en ambiente de
sierras como es el caso de San Luis derive en rápidos torrentes que buscan la
pendiente a través de antiguos cauces, donde discurren en forma atenuada o
violenta según sea la intensidad y cantidad del agua caída.
Por otra parte, las actividades humanas: urbanización,
infraestructuras de obra pública, uso del suelo orientado a los servicios,
asociadas al desmonte y el intenso tratamiento de la topografía, han puesto en
riesgo el frágil equilibrio de estas amplias zonas de contacto que concentran
en algunos casos más del 60% de la población provincial.
La pendiente
asociada a diferentes maneras de intervención y ocupación del suelo puede
colaborar para que un paisaje tranquilo se transforme en poco tiempo
en un caos de agua, barro o arena que llega repentinamente a las áreas
altamente humanizadas.
El
crecimiento acelerado en los últimos años de las ciudades intermedias ha
impuesto en la naturaleza una forma de ocupación no siempre
adecuada a las condiciones del medio, localizándose a veces en pasos
naturales de las aguas, zonas bajas o deprimidas o con pronunciada
pendiente. Así, las fricciones humanas sobre el medio han operado en
muchos casos negativamente en las ya frágiles relaciones con el medio natural.
Las
condiciones físicas son a veces difíciles de corregir: pronunciadas pendientes,
la escasa vegetación, cauces torrenciales cuya existencia está marcada por la
intensidad, frecuencia y duración de las precipitaciones.
Esta situación se ha transformado en problema, porque al facilitarse las
condiciones para que las ciudades crezcan, habitantes y autoridades ignoran los
mecanismos naturales más simples, como por ejemplo desconocer los lechos de
arroyos que descienden de las laderas montañosas y que dejan su impronta en una
intrincada red hídrica. De este modo se les cierra el paso o se los desvía por
debajo del pavimento o las edificaciones, minimizando su función natural
específica: el escurrimiento del agua.
Se suma la
anarquía en la disposición del amanzanamiento y las edificaciones, complicando
la geografía de estas rampas naturales que ponen en contacto montaña y playas,
obstruyendo el paso del agua a la vez que aumentan el caudal a desaguar.
El caso de
San Luis es ejemplo de una expansión notable de la urbanización asociada a la
sobrecarga de actividades e infraestructura sobre el área pedemontana que le
sirve de soporte. Analizar la particularidad del fenómeno en la
capital puntana permite tener un ejemplo de poco feliz acuerdo entre medio y
sociedad en un ambiente semiárido de una ciudad intermedia. Por otro lado,
puede ejemplificar en mucho las dificultades propias de la ocupación humana en
la geografía pedemontana argentina.
En este
documento, se presenta un descriptivo correspondiente a un proyecto mayor,
donde se triangulan los siguientes conceptos: ambiente de borde serrano,
urbanización en ciudades intermedias y riesgo y vulnerabilidad. Un enfoque
sistémico permitirá abordar las variables componentes
más significativas y las relaciones que operan entre ellas. (ver cuadro 1) adoptándolo
como estudio de caso.
2. El soporte natural: una frágil
plataforma con diseño de rampa
La ciudad de San Luis se asienta sobre un extenso piedemonte –de unos 30
km de largo- que se proyecta desde el contacto con el frente de falla de la
sierrade San Luis, un enorme bloque granítico, hacia el oeste.
La unidad morfológica citada se encuentra surcada por una red de
avenamiento densa, con cauces que se originan en la montaña y se alimentan con
lluvias estivales de carácter irregular y desiguales en tiempo, espacio o
frecuencia. Estos elementos, sumados a pendientes
pronunciadas que van desde un 5 % a 10 % dan como resultado un
fenómeno complejo, el de las inundaciones y aluviones de
alta peligrosidad, que ha producido en otras áreas próximas pero de igual
naturaleza a la del espacio estudiado, pérdida de vidas humanas y materiales
significativas. Según la zona, la pendiente y la cantidad de
agua caída será el poder erosivo que demuestre y el transporte y acumulación de
material en las zonas más bajas.
La cubierta vegetal –en condiciones naturales- se compone de un monte
bajo arbóreo y arbustivo que en área de contacto con las laderas serranas
adquiere notoria densidad. Este tapiz vegetal sirve de manto protector
a suelos de textura franco arenosa, donde el modelado fluvio-eólico
da lugar a un espacio de topografía ligeramente ondulada. Estos suelos de poco
desarrollo y débil estructura, presentan materiales
sueltos, compuestos de gravilla y arena.
En este ambiente cuya altitud promedio oscila entre los 500 y 550
metros, las condiciones son propias de clima semiseco, con precipitaciones de
550 a 450 mm, que caen concentradas en el verano (un 38,8 % de las
precipitaciones)
3. La expansión de la ciudad de San Luis
sobre espacios poco aptos para ser urbanizados.
Los problemas ambientales y las dificultades en la relación sociedad -
medio acompañan a San Luis desde sus orígenes. Los permanentes
cambios de sitio de la ciudad -urbe “portátil” que contabiliza en su historia
urbana dos desplazamientos y tres sitios de asentamiento- dan cuenta
de una historia vinculada al problema del agua a la vez que han
contribuido a construir las bases de las relaciones del hombre con el entorno
que lo rodea.
La ciudad se
localiza entre los 33° de latitud sur y 66° 21 de longitud Oeste, coordenadas
que confirman la condición de ciudad del centro oeste argentino.
Desde la
instalación definitiva en torno a la actual plaza Independencia en 1632, la
ciudad mostró un lento crecimiento físico y demográfico semejante al
comportamiento de la mayoría de las ciudades recostadas sobre los piedemontes
de las Sierras Pampeanas.
Lentamente
fue extendiéndose en el espacio hacia los 4 puntos
cardinales, sólo limitada en su crecimiento hacia el sur por el río Chorrillo y
hacia el NE por la sierra de San Luis, último bastión del macizo serrano.
Primero el
ferrocarril y posteriormente en la década del 80 la promoción
industrial fueron los factores decisivos que favorecieron el
crecimiento demográfico y espacial más importante de la ciudad obteniendo una
expansión urbana significativa y con numerosas consecuencias de orden social y
ambiental, así como una nueva visión de la ciudad por parte de sus habitantes.
El
crecimiento de la ciudad se desarrollo en detrimento de los espacios
destinados a las pequeñas propiedades agrícolas que rodeaban el pequeño núcleo
urbano, las que en la actualidad ya han prácticamente desaparecido.
De ésta forma el espacio donde se levantaba el paisaje agrario bajo riego quedó
sepultado bajo la trama urbana en expansión, esa situación determinó que el
perímetro edificado de la ciudad contraste directamente con el marco natural
del monte y que no exista un espacio suburbano de función mixta o rururbano
como está presente en otras ciudades del oeste argentino.
En San Luis
desde sus inicios hasta 1940, el crecimiento se desarrolló despacio y en forma
ordenada, siguiendo el plano en cuadrícula propio de las ciudades de origen
español en Latinoamérica. Presentaba una edificación continua y densamente
poblada aunque donde predominaron siempre las viviendas unifamiliares de una
planta. Entre 1940 y 1970 la ciudad desbordó las 4 avenidas principales que
enmarcaban el área central y pericentral, tradicional por su dinámica económica
y de mayor densidad de población, Avenidas España al Norte, Lafinur
al Oeste, J. A. Roca al Sur y T. Gral. D. Perón al Este.
Durante esos 30 años , la ciudad fue ocupando el resto de los espacios
libres hasta formar una cuadrícula central adaptada a una evolución lenta e
espontánea , la que fue modificada por la construcción de los primeros barrios,
unidades espaciales estandarizadas, que surgieron especialmente hacia el Norte
y Oeste de la ciudad “Estas unidades comunitarias invadirían los predios del
extrarradio adoptando de ésta manera una fisonomía ciudadana....” La superficie
urbana se reparte en distintas unidades físicas que componen así el sitio
geográfico actual.
A partir de
1980 los ritmos de crecimiento del espacio ocupado por la urbanización se
aceleraron y acrecentaron por el ritmo demográfico propio de las ciudades
intermedias y por la llegada de un gran número de inmigrantes provenientes de
otras provincias y del extranjero. Esto origina un aumento rápido y desordenado
de la trama urbana.
En 1984 este proceso se intensificó por la influencia de la radicación
industrial la que aumentó de manera desproporcionada la población en relación a
las unidades habitacionales y los servicios, lo que trajo aparejado
numerosos problemas tales como falta frecuente de agua y
energía, existencia de pequeños y grandes baldíos destinados a la
acumulación de basura, calles deterioradas y cierta discontinuidad entre los
espacios edificados y los espacios vacíos.
No todos los
espacios ocupados, en esta época, son los más adecuados para la instalación
humana y la expansión de servicios, aumentando así la
presión sobre el medio físico, el que no se adapta a la diversidad de funciones
crecientes en una ciudad en fase de madurez. De este modo, una cantidad de
problemas comienza a aparecer.
4. Una serie de problemas ambientales
Si se observan las tendencias del crecimiento urbano manifiestas
hasta el momento y analizando las características particulares de cada una con
relación al sitio de la ciudad de San Luis y sumándole
los contrastes que se detectan a partir de que
el hombre trata de adaptar el medio a sus necesidades, se
puede evaluar así la aptitud del sitio para el futuro
crecimiento urbano
Muchas áreas
ocupadas fueron edificadas sin ningún estudio de impacto previo y dejando de
lado lo expuesto en la Carta del medio ambiente realizada durante 1992.
(Capitanelli, Ricardo, 1992) Esto origina en la actualidad serios problemas en
perjuicio de la ciudad y de cada uno de sus habitantes.
El sector NE
de la ciudad es el área elegida para este estudio ya que en los últimos 3 años
se ha convertido en el ámbito en donde se ha desarrollado una intensa y
acelerada urbanización acompañada de un deterioro significativo
de las condiciones del marco y medio natural que lo sustenta. (ver cuadro 2)
La
urbanización acelerada del piedemonte, ha provocado un daño muy importante
sobre el tapiz vegetal y el cambio de pendientes. El agua de las lluvias
escurre superficialmente a gran velocidad, con un enorme poder erosivo que va
socavando profundamente las calles y hasta en algunos casos descalce de
cordones y cimientos de las edificaciones.
Los servicios municipales acondicionan regularmente el lugar, pero esta
acción no alcanza para solucionar el grave proceso de erosión que se ha generado
por el intenso, veloz y desordenado desmonte al que ha sido sometida la zona en
estudio a causa de la gran urbanización.
A este
problema se le suma la falta de pavimento que intensifica la posibilidad de
erosión originada por el agua y el viento, además de la alteración
de la topografía con la presencia de las vías de circulación. El desnivel
generado por la ruta 147 dificulta la circulación normal del agua en
épocas de crecidas por las lluvias de verano y del material de arrastre,
originando así espejos de agua estancada que perduran entre una lluvia y otra,
y que provocan riesgos de enfermedad y accidentes, a la vez que afectan la
imagen de los barrios construidos en el lugar.
Durante las
lluvias estivales, el agua escurre rápidamente convirtiendo las calles de
dirección Este-Oeste en verdaderos ríos que transportan gran volumen
de agua y material arrastrado de distinto grosor y tamaño producto de la
erosión y socavamiento de las laderas de las sierras desnudas
de vegetación.
La
deforestación producto de la urbanización del sector agrava el problema de la
escorrentía de las aguas aumentando con su ausencia el poder erosivo de las
aguas de lluvia y deposición de material aluvial en las zonas bajas del área de
análisis o en el resto de la ciudad provocando malestar especialmente en el
centro y al oeste del área urbanizada poniendo en peligro el futuro de la
infraestructura de servicios
La masa
vegetal en esta zona es fundamental para proteger el piedemonte y evitar así
los problemas ya señalados. Predominaban en el sector formaciones
vegetales de bosques (monte) serranos y pastizal con especies tales
como jarilla, espinillo, tala, piquillín etc. La misma
facilitaba la escorrentía difusa y con ella había una mayor capacidad de
absorción de agua de lluvia por parte del suelo. Su desaparición sistemática
lleva a que las aguas superficiales concurran según pendiente aumentando su
fuerza erosiva.
La degradación
biológica provocada por el desmonte intencional en pro de la urbanización
comprende la disminución del contenido de materia orgánica y los cambios
generalmente desfavorables que se producen en la flora autóctona del área
de estudio (incluye la microflora). De este modo, los efectos de la
degradación del suelo de las vertientes son variados entre los que se pueden
mencionar las voladuras de suelos y la formación de profundas cárcavas de
erosión, así como la acumulación de materiales de arrastre
depositados en sectores más deprimidos –los cuáles a veces llegan al
medio metro de espesor- a lo que se suma el severo deterioro de calles
pavimentadas y de tierra.
En su recorrido violento el agua
tiende a encausarse en las calles convertidas en canales, comenzando
así el proceso de formación de surcos y luego zanjas de erosión o cárcavas que
se aceleran por cuanto el declive es mayor, causando enormes daños.
La zona
edificada sobre el este de la ciudad está compuesta por
viviendas buenas en material y bajo un patrón arquitectónico
homogéneo, propio de planes de vivienda, recientes en construcción ya que
la urbanización intensa es de 4 a 5 años de antigüedad promedio.
Conforma un área servida por agua potable, gas, cloacas, televisión por cable y
recolección de residuos.
Cada Barrio tiene un número diferente de manzanas y en cada una de ellas
existen entre 100 y 160 casas que concentran en su conjunto unas
6800 viviendas y 25.000 pobladores aproximadamente. Esto es un dato importante
porque estipula la cantidad de población afectada por el problema de modo
directo y la presión ejercida sobre el medio.
Las manzanas están dispuestas en el plano diseñando un tramado con forma
de telaraña que no respeta la pendiente, dificultando así el escurrimiento del
agua en época de lluvias. Los barrios que se disponen aquí cubren la mayor
parte del piedemonte serrano que había quedado libre entre la ciudad y la
sierra. A través de la observación directa se visualiza la
homogeneidad en el estilo de la construcción, igualando el paisaje.
Las crecidas
de verano son de origen natural e irreversible, y también provocadas por la
acción del hombre, que son las que una buena planificación y concientización
del problema son las que se pueden corregir en parte. Con una actitud más
responsable y un comportamiento adecuado a las exigencias que el medio tiene en
la zona la relación sociedad- naturaleza puede ser más equilibrada en pro de
minimizar los problemas del sector en estudio y del resto de la ciudad.
El sitio de
la ciudad tiene condiciones que favorecen la formación de crecientes. Las
lluvias durante el año alcanzan los 539 mm, concentradas especialmente en los
meses de verano, diciembre y febrero, con un 48 % del total de milímetros
caídos anualmente. Pueden llover 67 días al año de los cuales el 38,8 %
corresponde a la mencionada estación.
A este régimen de precipitaciones se
le suma la topografía que tiene la ciudad, la que está edificada sobre el
piedemonte, con fuertes pendientes de entre 6 y 7 grados, en dirección
Este–Oeste; es homogénea, con escasas rupturas significativas, sólo una falla
importante en el sector este del área de estudio. Desde el área señalada y el
centro de la ciudad es de aproximadamente 16 ° de pendiente especialmente desde
el sector nordeste.
La ciudad de San Luis en su conjunto muestra distintos
problemas ambientales algunos originados en el área de análisis, especialmente
el polvo que existe en la ciudad durante otoño y primavera, época de intensos
vientos, que originan la concentración de polvo en días de viento y sus
posteriores calmas. Este es producto de la falta de pavimento en
gran parte de la ciudad y especialmente en los últimos años por la
tierra generada en la zona de estudio que carece de pavimento y vegetación
observándose nubes o remolinos de polvo afectando no sólo a la urbanización del
piedemonte sino también al resto de la ciudad.
La falta de
espacios verdes complica la situación porque su existencia permitiría mejorar
el ambiente y contribuir a detener en parte el agua de escorrentía.
5. Conclusiones
La ciudad de San Luis padece desde hace muchos años el problema de las
crecientes, que originan graves inconvenientes de difícil solución. Ocurren en
cualquier época del año pero su mayor frecuencia e intensidad se producen en
los meses de la estación estival. Estas dificultades se ven
agravadas por el aumento de la presión urbana sobre el medio, en
particular entre el espacio libre entre la ciudad y la montaña. El equipamiento
en servicio y en especial de obras públicas no es suficiente y acentúa el
problema de las inundaciones que en este último verano ya provocó
pérdida de vidas humanas. Los costos del municipio en mantenimiento y
movimiento de personal para corregir los daños de las lluvias son cuantiosos y
crecientes y significan una importante erogación para los vecinos.
La construcción de obras de orden público o privado sin estudios
previos, la mala planificación de los nuevos barrios, los asentamientos
ilegales, las ripieras y el desmonte sin mesura colaboran para complicar la situación
descripta. Estas provocan serias y aceleradas transformaciones del medio porque
facilitan aún más los contratiempos que pueden ocurrir en estos tipos de área.
El desarrollo urbano en San Luis debe incorporar políticas territoriales
que tengan como punto de partida un estudio integral del sitio donde se levanta
la ciudad actual y el espacio potencial donde tendrán lugar los nuevos espacios
edificados, en especial, considerando que los ambientes pedemontanos son
unidades complejas cuya intervención puede alterar severamente el medio y
finalmente atentar contra la calidad de vida de los habitantes.
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